3.10.10

Segunda temporada.

  

         12. La mentira.
#Contado por Cristina.


¿Cómo describir lo maldita qe me sentía?
Solo qería morirme & a la vez, huir. Huir de Justin, qe siempre conseguía encontrarme, huir de la razón, huir del corazón... Si pudiera dar marcha atrás en el tiempo hacía medio año estoy segura de qe me hubiera negado a ir junto a mis padres a Canadá, a conocer a Justin Bieber & a enamorarme perdidamente de él.
- Os conoceís? - Preguntó Chaz, genial ahora solo tenía dos opciones, o mentir con una ocurrencia de lo más rápida, o, decir la verdad. Opté por la primera opción.
- Es... es Justin Bieber! - Grité fijiendo estar emocionada, me acerqé a él & le rocé con las yemas de los dedos algo recelosa.
- Ya sabía yo qe le iva a gustar! - Empezó a reirse Ryan.
- Bromeas? Esto es genial. - Volví a fingir un entusiasmo qe no sentía.
- Estupendo, asin se te qitará la mala uva qe nos ha dicho Nana qe tenías. - Comentó Chaz.
- Qe ha pasado con Max? - Preguntó Ryan, giré la cara para encontrarme con la suya, alzaba las cejas.
Miré a Justin de reojo, la cara se le puso blanca.
- Bueno... nosé como explicar... - Respondí mintiendo, mi cabeza ya había tenido una idea maravillosa.
- Tú didlo. - Insistió Chaz, Ryan le dió un leve empujón en el hombro.
- Ha sido... mágico... - Dije adoptando una leve sonrisa. Cada día se me daba mejor mentir, esto ahora servía de ayuda. - Me besó incluso.
El silencio se produjo en la habitación, los tres se quedaron sin nada qe decir... Yo sabía exactamente qe sentía Justin, podía imaginarme la impotencia qe sentiría, los celos, el odio... & aunqe qisiera hacerle el mayor daño posible el alma empezaba a qemarme, a chillar intesamente dolorida.
Sentí el suspiro de Justin, estaba intentando calmarse, no tenía escapación; ahora o nunca.
- Me gusta & mucho. - Susurré, mi corazón se paró & esperó pacientemente la reacción de los demás.
Escuché su qejido, escuché como su corazón radiaba, lo qe él no podía saber era qe el mío ya había empezado a llorar.
- Qé clase de persona haría tal hipocrecía? - Gritó, ya no era él, ya había acabado con todo lo qe él pudiera pensar qe tendría de mi; se supone qe eso debía de ser bueno.
- Eh, Just qe pasa? - Ryan se acercó a él pasando por mi lado, bajé la mirada antes de qe alguien se diera cuenta de qe era a mi qien le dolía más.
- Cómo ha podido? - Le escuché mientras Ryan se lo llebaba, el golpe de la puerta al salir ellos no hizo qe todo estubiera mejor, Chaz seguía delante de mi.
- Dime la verdad. - Ordenó. No tenía nada qe decir, por lo qe mantube el silencio. Las lágriman bañaban mi rostro y el pecho me qemaba, no conseguiría respirar aunqe me metieran el oxígeno por un tubo.
- Cristina habla. - Las manos de Chaz se aferraron a mis débiles brazos qe aún no estaban recuperados del todo, me movía con violencia, tanta violencia qe estube a punto de caer sobre él.
- Largo. - Musité. 
- No, no pienso dejar qe hagas lo qe sea qe estas haciendo. Sé qe hai algo más... Justin te miraba de esa forma... eres una bruja! - Creo qe aqello debía de tomarmelo como un insulto, pero no había cosa qe me dijera qe me doliera tanto como lo qe acababa de hacerle qe sabía qe era lo correcto & aun asín me resquebrajaba el pecho.
- Marchaté. - Le espeté.
- Ójala te des cuenta de tus errores antes de qe sea demasiado tarde, bicha. - Me maldició un par de veces más & desaparecío.


Me hubiera gustado decir qe esa fué la última qe supe de ellos, pero no fué asin.
Dos días después de qe hablará con mis padres qe ya habían, venido a Roma, vinieron en mis busca. Por suerte yo no estaba, Max se había encargado estos tres días de entretenerme lo suficiente para no qedarme nunca sola.
Sabía perfectamente qe Justin seguía en Roma, qe seguía sin saber qe hacer; era como si había esa comunicación entre nosotros.
Unos seis días después del día de las mentiras, mientrás esperaba a la llegada de Max en la nueva Penituí de la zona, los paparazzis me encotraron; tube qe salir huyendo del lugar & refugiarme en una granja de la zona.
Me qedé mirando por la rendija de la puerta si pudiera descubirme alguien, pero no ví nada. 
Me giré & ví el amontañamiento de pajas frente a mi, a unos siete pasos de separación. Sé qe muchas habrían salido corriendo del lugar arrugando la nariz, ya qe esto era una granja ni más ni menos, pero yo, agotada & amargada como estaba me avalancé sobre ella y me heché.
Las pajas se entrelazarón con mi pelo & alguna me hizo hasta cosqillas, respiré hondo & comencé a llorar.


- Cristina? - No me había dado cuenta de qe se había abierto la puerta.